domingo, 20 de enero de 2008

The Sadness Queen


And I just want to cry, I can not stop,
the sandess lives between my lumbs and my heart.
Is everything smaller and smaller
´cause the Sadness Queen lo invade todo.
Volver a la segura y calmada soledad
allí donde soy la reina,
un bonito nombre nuevo para mi,
The Sandess Queen.

Donde las nubes habitan en las rodillas,
en un país sin sol donde el cielo siempre llora
entre mis cabellos y mi nuca.
No se oyen gritos,
los suspiros es el lenguaje,
el fino humo de un cigarro está en forma de nebulosa entre mis ojos,
y muy de fondo el violín de Yann Tiersen
intentando penetrar a fuerza de gatillazos.

The hours fall into a hole of unhope,
and they lose each other into a black nothing.
La vida no puede pasar sin que venga a este país
donde reina la Sandess Queen.
Ella sabe que su reino es efímero.
No habrá trompetas de bienvenida,
sólo dolores de estómago y tongue tie...just that.

El mundo se va haciendo cada vez más pequeño
para concentrarse en el ombligo.
Esa gran concentración sólo provoca dolor,
presión abdominal y angustia...mucha angustia.
Ahora es cuando Kurt Cobain empieza a cantar
en el coro de los recién llegados.
La Sandess Queen se levantará mañana
y volverá a intentar sonreír, tal vez le sea más fácil ¿quién sabe?
Sólo puede mientras tanto soportar su peso
y todo ese mundo que tiene recogido en su ombligo.
The Sandess Queen no puede parar de llorar,
es su forma de gobernar en un reino que quedó estéril hace días.

The Sadness Queen volverá a ser queen en un mundo distinto.
The Sadness Queen sobrevivirá.
The Sandess Queen is just hours.

Y la vida le corre por detrás.



Por Gloria March

sábado, 5 de enero de 2008

Ojos negros

Destronada de mi mundo ando
por las ramas del exilio
donde el latir se hace violento
y difícil el sentir
sin derramar lágrimas negras de cafeina;
ansiosas

desesperadas!
que han extraviado su cauce
mientras su fuente maternal
ya no las amarra ante el olvido.

El olvido suspendido
y de invisible negrura;
ceniza de los restos mutilados de mi alma
quemada en pocos años
con sutiles alegría y penas en reserva.

Mi garganta está abierta
en un inmóvil aullido mudo,
mis pechos voluptuosos temen
ser mordidos por la enfermedad.

En ellos la fuente de la vida
está oxidada por la hiel
de esta espesa realidad
donde el arcano de mi Fortuna
se sienta del revés en la mesita de noche.

Despertador y páginas vacías
guisos blandos y tarta de agujas
frío en la chimenea y una sola frequencia
metrónomo
de tu ausencia.

Por Tanya Beyeler