Tengo una cremallera en la espalda,
que se abre sin avisar,
y se escapan todas las amarguras,
con tintas y sepulturas
y vuelan a otra mar.
Tengo una boca de globo en la espalda,
que me explota y salen sin rechistar
una cola de hormigas,
una vomitera de pasado,
unos sietes, unos dados
y una chistera de payasa.
Tengo una cuerda en la espalda
que me recorre la columna,
y me parte el pétalo
en dos silbidos.
Tengo una agonía en la espalda
que rebota caricias con la voz.,
que chilla cuentos y sueños.
Tengo una espina en la espalda
que me suelta todo el pus,
y me aleja de esta pena sin autobús.
Tengo un silencio en la espalda
que juega al póquer con la calma,
y el primero siempre gana;
sin sobresalto ni trampa.
Tengo una raíz en la espalda
que busca sueños
y sueña encuentros
que sube hasta mi casa,
baja hasta mi almohada,
entre París y Praga.
Tengo una proeza en la espalda,
pensar que la vida eterna
la sirven en la nevera,
intacta para la felicidad.
Tengo una cremallera en la espalda
que me saca todo de mi,
mi interior es un cuadro de Dalí,
sin marco ni soporte,
sin verme ni percibir.
Tengo una cremallera en la espalda
y a pesar de ello voy hacia delante,
suspiro de gitana,
pompa de lana,
charco de miel en Madrid.
Tengo un algo en la espalda
que no me deja dormir
que se lleva mi aire, mi cielo,
mis caries, mi bufanda de viejo ruin.
Tengo una cremallera en la espalda
que no me deja respirar,
me aspira todas mis células,
desde Viveros hasta mi clavícula.
Tengo una cremallera en la espalda
que se abre y no me deja vivir.
Por Gloria March
jueves, 22 de marzo de 2007
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4 comentarios:
jo nena, qué pasada, no? me ha gustado mucho mucho y mucho.mua
Por suerte, su espalda carece de ojos. Almenos de ojos que no ven.
Un saludo, y felicidades por el blog!
me ha encantado...sigue escribiendo así, quiero leer más versos como esos...un besito
tres enhorabuenas
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